Autoridad y sensatez

Cualquier docente sabe que la autoridad se gana con el ejemplo, con la paciencia, con el amor, con la sensatez. Lejos de la disciplina impuesta o de las sumisiones acríticas, el profesor adquiere autoridad ante sus alumnos admitiendo de buen grado sus opiniones, siempre desde el respeto y con un espíritu constructivo, partiendo de su responsabilidad, potenciando la reflexión y recordando las obligaciones y los derechos que tienen como seres humanos y miembros de una comunidad. Pero sabiendo que cada uno tiene su sitio y ejerce su papel, que pertenecer a un grupo, sea la familia, el aula, la pandilla, etc., supone comprender que los demás también tienen sus gustos, sus deseos y sus necesidades.

El profesor Miguel Ángel Santos Guerra, en su blog El Adarve, escribe un artículo titulado «Yo, muslo» que juega con la anécdota inicial para ponernos en situación, en este caso para reflexionar sobre los autoritarismos inadmisibles, tanto en la familia como en el aula. Hay que impedir la tiranía de los niños, que pueden llegar a convertirse en «pequeños reyezuelos» y la imposición de cualquier forma y en cualquier situación de los adultos, sean padres, profesores o responsables políticos.

Recomiendo la lectura del mencionado artículo: «Yo, muslo».

 muslo

 Cuando se sirvió una fuente con tajadas de pollo, el padre de familia dijo de forma rápida e imperativa: ¡Yo, muslo!

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