La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres.
Don Quijote. Capítulo LVIII
Lo que quieras para la ciudad, ponlo en la escuela.
Platón
El respeto a la libertad de la persona que aprende es una condición insoslayable para poder calificar de educativo un proceso de aprendizaje.
José Manuel Esteve
Si entendemos que educar es ayudar a desarrollar la persona, prepararla para la vida, extraer lo mejor de cada uno, y libertad es la facultad por la que uno hace voluntariamente lo que debe hacer, educar en y para la libertad será desarrollar en las personas la capacidad de actuar con responsabilidad y aceptar que tome sus propias decisiones. Esto sólo se puede llevar a cabo estableciendo unos mecanismos de diálogo en un clima de confianza y respeto, ya que en situaciones restrictivas o impositivas, en las que la capacidad de elección se vea excesivamente condicionada o limitada es muy difícil aprender a elegir convenientemente.

Como ya se ha comentado en anteriores ocasiones, es importante acudir periódicamente a los grandes pedagogos para encontrar los principios que deben regir cualquier acto educativo y Paulo Freire (1021-1997) es uno de ellos. Considerado uno de los educadores más significativos del siglo XX y conocido fundamentalmente por su «Pedagogía del oprimido», es un referente constante en la educación en y para la libertad. Después de poner en práctica sus ideas, alfabetizando a miles de campesinos en zonas desfavorecidas de Brasil fue acusado de agitador político por la olagarquía brasileña y por ciertos sectores de la Iglesia, y tuvo que salir de su país como consecuencia del golpe militar de 1964. Nunca abandonó su lucha por la libertad en la educación y en la sociedad y su ejemplo es continuado hoy día por miles de seguidores en todo el mundo.
Aunque es complicado resumir su pensamiento pedagógico en pocas líneas (recomiendo la lectura de su libro La educación como práctica de la libertad), se pueden destacar cuatro grandes ideas dentro de un método bastante más complejo y que él puso en práctica en zonas desfavorecidas de Brasil:
1. El conocimiento no se transmite, se «está construyendo»: el acto educativo no consiste en una transmisión de conocimientos, es el goce de la construcción de un mundo común.
2. Educación Bancaria, el saber como un depósito: En la concepción bancaria, los estudiantes se limitan a archivar los conocimientos, convertidos en objetos del proceso, padeciendo pasivamente la acción del educador. A mayor pasividad, con mayor facilidad los oprimidos se adaptarán al mundo y más lejos estarán de transformar la realidad. La educación bancaria es, por tanto, un instrumento de opresión.
3. Educación Problematizadora: niega el sistema unidireccional propuesto por la «Educación bancaria». Destruye la pasividad del educando y lo incita a la búsqueda de la transformación de la realidad, acentuando su espíritu crítico y su libertad.
4. Principio del diálogo: nuevo camino para la relación entre profesores y alumnos. Ambos se educan entre sí mientras se establece un diálogo en el cual tiene lugar el proceso educativo. Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión.
Algunas de las siguientes frases explican con claridad lo que Paulo Freire entiende por educación:
- Enseñar exige respeto a la autonomía del ser del educando.
- Enseñar exige saber escuchar.
- Nadie es, si prohíbe que otros sean.
- Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo. Por eso, aprendemos siempre.
- Decir que los hombres son personas y como personas son libres y no hacer nada para lograr concretamente que esta afirmación sea objetiva, es una farsa.
- La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo.
Teniendo como fondo las teorías de Paulo Freire y las de muchos y destacados pedagogos a lo largo de la historia, es evidente que se educa mucho mejor favoreciendo un clima de debate, de diálogo, de confrontación de ideas y no mediante la imposición, la amenaza, el castigo o la disciplina impuesta, como ya se comentó hace unos meses en la entrada Autoridad y sensatez. Puede ser también muy instructiva la lectura del artículo de Miguel Ángel Santos Guerra A palo limpio que finaliza así:
No estoy de acuerdo con la idea de que la mejor forma de aprender sea a palo limpio. No es el palo, es la razón, el sentimiento y la ética. No estoy de acuerdo con quien piensa que si no es con el dolor del castigo no se aprende, con quien sostiene que si no hubiera multas la circulación sería un caos. No creo en el palo, creo en la lógica. No creo en el palo, creo en el sentimiento. No creo en palo, creo en la responsabilidad. No creo en el palo, creo en el respeto al prójimo.