Posts Tagged ‘adolescencia’

Trabajar la empatía con los adolescentes

19 de enero de 2018

La adolescencia es quizás la etapa más compleja en la vida del ser humano. Padres y profesores pueden dar fe de ello. Niños y niñas hasta los diez u once años, con todos los matices que queramos hacer, son más manejables, flexibles, cariñosos, obedientes (si desde pequeños se ha sabido establecer unas mínimas normas de convivencia en la familia o en el colegio y sin querer decir que todo lo anterior sea bueno, malo o mejor). Pero a partir de los once o doce años las cosas van cambiando. Y docentes y familias se encuentran, a veces, con graves problemas de comunicación, de convivencia, de falta de motivación, de enfrentamientos, de alejamiento. Por eso es importante informarse, conocer no sólo las principales características de esta etapa, sino la manera de enfrentarse a las dificultades, manejar las situaciones complicadas que se pueden dar y ayudar a superarlas.

En Aika se proponen Cinco formas de trabajar la empatía con los adolescentes. Ya sabemos que la empatía es la manera de comprender a los demás, de saber ponernos en su lugar. Así que los adultos deben desarrollarla y ayudar a que sus hijos o sus alumnos la desarrollen y los ejemplos que ahí se exponen pueden servir de ayuda.

Por otro lado, en el siguiente enlace se hace un compendio de las entradas que, en este blog, se han hecho sobre la adolescencia.

Algunas claves sobre la adolescencia

Para finalizar, pinchando en el siguiente enlace, encontraréis un completo artículo de Conchi Martínez Álvarez titulado Comprendiendo a los adolescentes (multiproblemáticos o no) publicado en AAPE Asociación Adopción punto de encuentro. La infografía siguiente resume muy bien lo que se explica en el artículo
infografia la adolescencia

 

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La soledad de los nuevos adolescentes

2 de junio de 2017

Aika_Whatsapp

Ahora que se cumplen 50 años de la publicación de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, parece casi imposible que en la era de la comunicación, de la información en tiempo real, de herramientas como Whatsapp o Skype, tengamos la impresión de que las personas vivimos cada vez más aisladas, más incomunicadas. Aunque no lleguemos al extremo de padecer el Síndrome de Hikikomori que sufren muchos adolescentes hay cada vez más personas que no necesitan salir de sus casas, de sus habitaciones, para interaccionar con sus semejantes. Con un teléfono móvil, un ordenador y acceso a Internet, tenemos todo lo imprescindible para colmar nuestras necesidades de vivir en sociedad. Hace algunas décadas pasábamos mucho tiempo en las sobremesas, con las reuniones de amigos o en tertulias. Necesitábamos el contacto físico y visual, la cercanía, porque esa es la esencia, junto con el lenguaje, de la vida social. Las discusiones interminables, la confrontación de ideas, la capacidad de convencer y ser convencidos mediante la palabra y el gesto ya no son necesarias. Ahora se impone lo que es trending topic, las visitas en Youtube o los seguidores en Instagram, en Twitter o en Facebook. Queremos tener muchos «amigos» y obtener muchos «me gusta» en las publicaciones, porque siempre estamos publicando, reenviando, copiando y pegando y pocas veces pensando. Porque son muy pocos los que crean y piensan y muchos los que copian.

Podemos llegar en muy poco tiempo a cualquier lugar del mundo, podemos hablar con las personas que queremos o con las que trabajamos en tiempo real aunque nos separen miles de kilómetros. Son unas ventajas enormes, pero… En la soledad de la masa, de la habitación familiar o del apartamento alquilado, la distancia ya no importa. Cada vez nos encontramos más a gusto, más cómodos, si nos comunicamos con las nuevas herramientas. Ya no tenemos que fingir alegría, miedo o sorpresa porque no ven nuestros ojos, nuestros rostros. Podemos insultar, desprestigiar o elevar al Olimpo solo pulsando un botón, escribiendo menos de ciento cuarenta caracteres o reenviando mensajes, muchos de los cuales son mentiras, son falsos. Pero no importa, viajan por la red y se multiplican por segundos creando estados de opinión, manipulando conciencias, aniquilando personas u originando conflictos. La inmediatez del mensaje exige respuestas rápidas. Y esa rapidez está enfrentada con la reflexión. Ese es uno de los graves problemas a los que los adultos, y sobre todo los docentes, tienen que hacer frente.

Los adultos, sobre todo aquellos que ya estamos en una edad en la que la curva del tiempo está descendiendo, podemos comparar, podemos elegir cualquier forma de comunicación, con o sin Internet, con o sin Whatsapp, con o sin Twitter o Skype porque hemos nacido y crecido sin móviles, sin ordenadores, casi sin televisión. Y podemos comparar y decidir. Pero nuestros hijos o nuestros nietos no conocen otra forma de relación. Les parece demasiado simple o cutre o antediluviano cualquier tiempo pasado. Quizás alguna música o algún personaje les parezca interesante, pero cada vez menos. Lo virtual se impone a lo real, no siempre, pero cada vez más.

Siempre ha habido enfrentamientos entre generaciones, entre padres e hijos, porque eso es sano, la necesidad de romper vínculos, de salir del cascarón definitivamente. Autonomía y libertad, la gran lucha entre jóvenes y menos jóvenes existe desde el principio de los tiempos. Ahora tenemos que adaptarnos a las nuevas situaciones porque en ello está el futuro de aquellos a los que pasaremos la antorcha. Y la familia, la escuela o el instituto son realmente los garantes de que la sociedad subsista con un mínimo de calidad en las relaciones interpersonales, con una adecuada educación emocional y con el imprescindible contacto social.

Recomiendo la lectura del artículo Whatsapp, los adolescentes y el nuevo no tiempo publicado en Aika Educación en el que se reflexiona sobre todo esto y mucho más.

El ejemplo de Pablo Ráez

28 de febrero de 2017

Es difícil mirar a la muerte de frente y mantenerse erguido, con dignidad, incluso con alegría o, al menos, sin caer en la desesperación, el miedo o el abatimiento. Aunque todos sabemos que la muerte forma parte de la vida son pocos los que tienen el valor de enfrentarse a esta idea, imaginarse cómo puede ser el momento del fin y sumergirse en la nada, en el vacío, en el no ser. La religión, la filosofía, la ciencia, todas ellas tienen a la muerte como uno de sus temas centrales, como no podía ser de otra manera, aunque cada uno con un punto de vista distinto. Esperanza para unos, transformación para otros, indiferencia o angustia, el final de la vida tiene un significado que muchos no se atreven a intentar descifrar.

La educación, como gran parte de la sociedad actual, vive de espaldas a la muerte. Sólo en contadas ocasiones se menciona, como cuando ocurre algún hecho excepcional, el fallecimiento de algún alumno o de algún padre, pero siempre desde un punto de vista lejano, con miedo de que se vaya a traumatizar o manchar la inocencia de la niñez o de la adolescencia. Hurtar esa realidad, sin embargo, no deja de ser un error. Tarde o temprano todos, niños o ancianos, hombres  y mujeres, ricos y pobres, tenemos que llegar al instante final y cuanto más preparados estemos, mejor. Si no negamos la realidad del sufrimiento, de las guerras, de la enfermedad o de la opresión, si intentamos concienciar a nuestros estudiantes de las injusticias, del hambre o de las persecuciones en el mundo y hablamos de todo ello en las tutorías, ¿por qué ocultar esa realidad que nos acompaña desde que nacemos?

Hace unos días fue noticia destacada la muerte de Pablo Ráez, un joven de veinte años que luchó con valentía contra la leucemia. Gracias a su entereza, a su espíritu de lucha, a su empeño para incrementar las donaciones de médula ósea, a su extraordinaria utilización de las redes de sociales para hacer visible su enfermedad, fue capaz de concienciar a sus semejantes de que hay que luchar, solidarizarse con los que sufren. Todo ello es un ejemplo, un espejo en el que contemplarnos y comprobar que la juventud actual no solo son botellonas, ninis, desencanto, abandono de estudios, falta de esfuerzo. Fue emocionante seguir su lucha en facebook, desde que en agosto de 2016 escribió una carta (Siempre fuerte, siempre) en la que daba a conocer la enfermedad y la necesidad que tenía que recibir un trasplante de médula. En las redes sociales, en radio y televisión su caso despertó enorme simpatía y cariño porque él era fundamentalmente simpático y cariñoso. Y fuerte y valiente. Por todo ello, porque Pablo se merece que lo conozcamos y lo admiremos, creo que no estaría de más dedicarle algún tiempo en las clases, para que su ejemplo nos sirva para ser mejores y para que siempre tengamos esperanza en nuestra juventud. Hay oportunidades que no se deben dejar pasar y ésta, por desgracia y también por suerte, es una de ellas.

Preadolescencia y autoestima

27 de octubre de 2016

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Aunque hace ya más de un año que me jubilé, todavía hay madres y padres que siguen poniéndose en contacto conmigo para consultarme dudas o pedir consejos sobre sus hijos. Eso, por un lado, me halaga y alegra ya que significa que confiaron y siguen confiando en mi labor de orientación, pero por otro implica que no termino de desconectar con un trabajo que me absorbió durante mucho tiempo.

Hace unos días recibí el correo de una madre preocupada porque su hijo, que cursa 6º de Primaria y el año que viene se incorporará al Instituto, no encaja en su grupo, no es capaz de integrarse, se siente aislado, a veces se burlan de él porque no juega bien al fútbol… Y tiene miedo de que cuando cambie de centro siga teniendo ese problema y se agrave. Me pide algún tipo de material sobre habilidades sociales, lecturas, vídeos, etc., que le proporcionen pautas de actuación. Ya ha hablado con su tutora, temiendo que estuviera sufriendo acoso y ésta le comenta que no, que es un niño introvertido, que a esas edades se manifiestan las típicas actitudes de liderazgo, que en clase sí está integrado, aunque no es excesivamente popular… Yo le he explicado que, sin conocer al niño, sin hablar con él, es difícil dar pautas o consejos. Únicamente puedo confiar en la experiencia y tratar el tema de forma general.

En primer lugar habría que ver si es un problema que ya arrastra desde hace tiempo o que se ha manifestado en los últimos años. Puede ser debido a que tenga una personalidad introvertida, que sea por timidez, por falta de confianza en sí mismo, por falta de autoestima, por algún tipo de complejo… También habría que saber cómo es su comportamiento en casa, si es un niño excesivamente pasivo o complaciente, si las relaciones familiares son buenas, si estamos hablando de padres excesivamente permisivos o, por el contrario, de que hayan sido demasiado estrictos o controladores. Son muchos los aspectos que desconozco e, incluso, aunque los conociera, hasta que no hablara personalmente con él sería imposible hacerse una idea aproximada.

Antes de nada es importante reconocer algunas características de esta etapa del desarrollo evolutivo llamada pubertad (cuando nos referimos a los cambios corporales o fisiológicos)  o preadolescencia (si nos referimos al campo psicosocial o cultural), que se suele establecer entre los 10-11 y los 14  o 15 años, es decir, los correspondientes a finales de primaria y toda la educación secundaria obligatoria. En estas edades se producen una serie de cambios físicos y psicológicos que condicionan nuestra labor como padres y como docentes (recomiendo la lectura de Eventos del desarrollo en el niño de 11 a 14 años, en el portal Familia y Salud para conocer más estos aspectos). La maduración sexual, los denominados «estirones», el cambio de voz, el desarrollo de la musculatura en los niños y de los pechos en las niñas, el conflicto dependencia-autonomía, la necesidad de ser admitidos y reconocidos en el grupo…, son algunos de los ámbitos que hay que analizar, por si en alguno de ellos encontramos disfuncionalidades. Sin entrar en todas las características de esta etapa, quiero centrarme en varios problemas que suelen preocupar más a las familias y a los profesores: las dificultades en las relaciones personales, la falta de confianza y/o la baja autoestima, que repercuten de manera negativa en el desarrollo de la personalidad

Partiendo de la base de que no hay problemas más complejos y profundos, que deberían ser tratados por un especialista, y que se deba a causas normales y típicas de la pubertad, hay mucho material que puede ayudar. En la página web de educaciontrespuntocero hay varios vídeos de Pedagogía Blanca, elaborados por la psicóloga Azucena Caballero, que duran unos 25 minutos, con consejos para incrementar la autoestima de los hijos o de los alumnos, porque van dirigidos a padres y madres y a docentes. Son consejos muy útiles y prácticos, casi todos basados, más que en la neurociencia, en el sentido común. Aquí dejo los dos enlaces:
Por último, y para completar la información y estas estrategias, no está de más acercarnos a los complejos que, a veces de manera excesiva, pueden estar presentes en algunos jóvenes. En la web DonPsico, de la que ya he hablado en alguna ocasión se analizan las posibles causas y cómo enfrentarse a los complejos en estas edades.Pincha en la imagen para ir a la página.

Ser realmente joven

19 de septiembre de 2016

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Hace poco me recordaron el comienzo del discurso que Antonio Machado tenía pensado realizar en la Conferencia Nacional de Juventudes que se celebró en Valencia los días 15, 16 y 17 de enero de 1937. Por problemas de organización no lo pudo leer, pero fue incluido en su libro La guerra, publicado ese mismo año. Esa intervención fallida la tituló Discurso a las Juventudes Socialistas Unificadas.

En aquellos tiempos convulsos era imprescindible encontrar y lanzar al viento palabras e ideas que canalizaran e impulsaran las energías de los que iban a reconstruir el país, que se estaba desangrando y desmoronando por una cruel guerra civil. Si en todas las épocas la esperanza de mejorar el presente se encuentra en la juventud, que es la que tiene la fuerza, la pasión, la pureza y la rebeldía necesarias para luchar contra los problemas y contra las injusticias, es en momentos difíciles cuando hay que fomentar todos esos valores. No hay que centrarse en los errores, propios de la inexperiencia o de la impulsividad que son características de esas edades, sino aprovecharlos para que se analicen los fallos y para encontrar mejores soluciones. Esa es precisamente una de las principales labores de los docentes, la de ayudar a los estudiantes a reflexionar sobre los problemas de la sociedad, a buscar diferentes alternativas, a realizar preguntas y a encontrar respuestas.

Estamos en momentos complicados que afectan fundamentalmente a los jóvenes, pero debemos concienciarlos de que son ellos, su generación, los que con su esfuerzo, su disciplina, su preparación y su ilusión encontrarán los caminos, los senderos que permitirán salir de esta situación. Nosotros, los adultos, debemos acompañarlos, ayudarlos cuando tengan dudas, evitar que caigan en la desesperación y la apatía que también son compañeros indeseables de viaje. Nuestra labor es difícil: acompañar sin asfixiar, interferir y aconsejar lo menos posible, ayudar cuando nos lo soliciten o cuando sospechemos que necesitan nuestra ayuda, mantener las distancias adecuadas y suficientes, ni demasiado cerca ni excesivamente lejanas. No hay manuales perfectos porque nosotros tampoco lo somos y no podemos pedir su perfección cuando también somos imperfectos.

Dejo hablar al sabio, al poeta, al profesor y reproduzco algunos párrafos del mencionado discurso de Antonio Machado, ese canto ilusionado e ilusionante a la juventud, porque recoge en esencia lo que cualquier persona que se dedique a la enseñanza o a trabajar con adolescentes y jóvenes debería tener constantemente presente.

Acaso el mejor consejo que puede darse a un joven es que lo sea realmente. Ya sé que a muchos parecerá superfluo este consejo. A mi juicio, no lo es. Porque siempre puede servir para contrarrestar el consejo contrario, implícito en una educación perversa: procura ser viejo lo antes posible.

Se vela por la pureza de la niñez; se la defiende, sobre todo, de los peligros de una pubescencia anticipada. Muy pocos velan por la pureza de la juventud; a muy pocos inquieta el peligro, no menos grave, de una vejez prematura. Sabemos ya, y acaso lo hemos creído siempre, que la infancia no se enturbia a sí misma, y hemos adquirido un respeto al niño, loable, en verdad, si no alcanzase los linderos de la idolatría. Se sigue creyendo, en cambio, que toda la turbulencia que advertimos en los jóvenes es de fuente juvenil, y que al joven sólo puede curarle la vejez. Yo he pensado siempre lo contrario. Por ello he dicho siempre a los jóvenes: adelante con vuestra juventud. No que ella se extienda más allá de sus naturales límites en el tiempo, sino que, dentro de ellos, la viváis plenamente. Adelante, sobre todo, con vuestra faena juvenil: ella es absolutamente intransferible; nadie la hará, si vosotros no la hacéis.

Nada temo de la indisciplina juvenil, porque nunca he creído en ella. Mucho temo, mucho he temido siempre de la mansa indisciplina de la vejez, de esa vejez anárquica, en el sentido peyorativo de estas dos palabras —un hombre encanecido en actividades heroicas sabe guardar como un tesoro la llama íntegra de su juventud, y un anarquista verdadero puede ser un santo— de ese espíritu díscolo y rebelde a toda idealidad, siempre avaro de bienes materiales, codicioso de mando para imponer la servidumbre, que, en suma, sólo obedece a lo más groseramente individual: los humores, y apetitos de su cuerpo averiado, sus rencores más turbios, sus lujurias más extemporáneas. A eso, que es la vejez misma, he temido siempre.

Construyendo tu sueño

9 de mayo de 2015

El doctor Mario Alberto Puig, cirujano, escritor y conferenciante, se ha hecho famoso en los últimos años por su gran capacidad de comunicación desde un punto de vista humanista. A partir de su experiencia como médico, fue dándose cuenta de la importancia de la comunicación para generar salud o enfermedad, convirtiéndose en uno de los más reconocidos expertos en temas de liderazgo, comunicación y gestión del estrés.
Aunque ya conocía alguna de sus intervenciones, en el Blog de Claudio Castilla, Orientaguía, se hace referencia a una charla del mencionado doctor en la que se dan claves para vencer los miedos y salir de nuestra zona de confort, lo que nos ayudará a conseguir nuestros sueños y convertirnos en quien realmente somos o pretendemos ser.

OrientaGuía

Para conseguir nuestros sueños y convertirnos en quién realmente somos, tenemos que vencer los miedos y salir de nuestra zona de confort. En este vídeo TED, Mario Alonso Puig nos da algunas claves para ello.

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Adolescentes: negociar con los hijos, sí; chantajes, no.

9 de mayo de 2015

Educar a los hijos no es fácil, y educar a un hijo adolescente puede convertirse en un auténtico martirio en muchas ocasiones. Como ya he comentado varias veces en este Blog, ningún hijo viene con un manual de instrucciones sobre cómo educarlo y sólo la observación, la experiencia, el sentido común o la paciencia pueden ayudarnos a cometer el menor número de errores posibles. Porque seguramente nos equivocaremos de vez en cuando y si tenemos varios hijos comprobaremos que lo que da resultado y vale para uno no sirve para otro.

Además de la propia experiencia, la de los amigos o la de otros familiares, pueden ayudarnos a afrontar la educación en esta etapa de la vida (generalmente entre los 13 y los 17 años) los profesores u orientadores en los Institutos, los psicólogos, y también, una serie de publicaciones que dan consejos muy prácticos y soluciones a problemas que son comunes a todos los adolescentes.

Aunque no hay recetas mágicas ni los manuales de autoayuda son demasiado efectivos, sí hay artículos, libros o páginas web muy apropiadas. Hay mucha información y muy buena, alguna ya publicada en este Blog. Como no pretendo abrumar con lecturas muy académicas, teóricas o complicadas, me permito hacer una selección y recomiendar las siguientes:

  • Solohijos.com (de 13 a 17 años) (página web con muchos consejos y artículos que abordan los problemas más habituales en las relaciones entre padres e hijos en la adolescencia).
  • Adolescentes. Publicación de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía dedicada a los adolescentes. Se publicaron 3 números:

Número 1. Llegó la adolescencia. ¡Cómo ha cambiado!

Número 2. ¿Cómo ser buen padre o madre?

Número 3. Y llegó la temida secundaria

Recordar que en este Blog también se publicó un artículo que puede complementar la información anterior:

Del niño tirano al adolescente violento. Causas, síntomas y cómo reaccionar

Charla de motivación para adolescentes desmotivados

31 de marzo de 2013

Esta presentación pretende que nuestros estudiantes se conozcan mejor, aumenten su autoestima, reflexionen sobre su futuro y se marquen objetivos. No tiene por objeto que mejoren sus resultados académicos, aunque a veces también se consigue, sino que, a través de esta charla, se detengan a observar cómo ha sido su trayectoria vital hasta el momento presente, si están satisfechos con lo que son y lo que han conseguido, cómo ven su futuro próximo y lejano y qué alternativas tienen.

Esta charla va dirigida a adolescentes entre los 15 y los 18 años, es decir, estudiantes de cuarto de ESO y 1º o 2º de Bachillerato y se le pueden añadir las alternativas que tienen si no van bien en los estudios.

Ayuda para la reflexión de nuestros adolescentes from Xose Manuel Castro

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